jueves, 29 de abril de 2010

Aquí no.

Creo que acabo de decidir que mañana iré con velo a clase. Si, así espontáneamente. Simplemente por comprobar hasta qué punto llega la transigencia en mi instituto.

 
Y es que resulta, señoras y señores, que estamos en un país en el que se puede acudir a clase con “shorts”, “tops”, y enseñando el tanga de hilo al más puro estilo burdel de carretera comarcal, pero no se puede llevar velo. Me pongo a pensar otra vez, en si algún día no me dejarán entrar en clase, o me arrestaran por la calle, o no me querrán vender el periódico. Porque ¿Qué me diferencia a mí de la chica del velo? (aparte del velo, claro). 



Y me resulta bastante irónico estar defendiendo la libertad de una persona que está haciendo uso de una indumentaria que no es más que un marca identificativa de su religión. Porque si, si nos habíais dado cuenta, la religión me toca la moral. (Y eso que procuro no meter en la misma frase moral y religión). Asique, desde mi humilde habitación propongo dos alternativas:
  • Libertad religiosa. Pero libertad para todas las religiones (incluso para la de Maradona)
  • No libertad religiosa-No religión. Esta, la verdad, es que me gusta más. ¡A la mierda la religión! ¿No se puede entrar en clase con velo? Vale, perfecto. Tampoco se puede entrar con la cabeza de un cristo (con minúscula porque me da la gana) de tamaño superior al cerebro del portador, en clase (esto terminaría por extinguir prácticamente la posibilidad de poder ver estas atrocidades).



La religión para lo unico que ha servido siempre es para lo que sirve ahora, para discutir.

2 críticas destructivas:

Estela Rengel dijo...

Totalmente de acuerdo, Avril. Pero sobre todo con la segunda opción. La religión, en las iglesias o templos correspondientes a cada culto. En las aulas, no. ¿Estado aconfesional? Pues con todas las de la ley, hostia (que no oblea...).

Anónimo dijo...

antes la gente creía demasiado y era muy fanática y ahora nadie cree en nada :P